La vieja Europa le pertenece y su torneo por excelencia, no guarda secretos para el noble, como así atestigua la conquista de cuatro Champions en sus ocho participaciones, así como otras dos presencias como finalista en el prestigioso torneo.
NO SE DEBE PERDONAR
En esta edición se presentó más preparado que nunca y Jenaro fue incapaz de derrotar al mito de If salvo en una ocasión, la única en sus últimas dieciséis apariciones allende de los Pirineos, aunque el de los Catorce lo tuvo en sus manos. En cuatro ocasiones tuvo al Conde a sus pies pero en tres de ellas, Montecristo escapó indemne inesperadamente, jadeante, exhausto, casi de milagro, pero vivo, y con el último hálito hizo bueno el tópico de que no se debe perdonar. El tozudo gigante del 48, a la manera del campeón, nunca arrojó la toalla, pero la descomunal pegada del Toro de Montecristo lo dejó sin su primera corona europea, dos momentos de talento, dos cornadas y el cuarto título en el bolsillo.
Cuarta corona, segunda consecutiva, cuarta en seis años, pero la más trabajada de todas, un equilibradísimo derbi por todo lo alto con el incomparable marco de Estambul como testigo. Dentro de un año, quien sabe, una posible revancha para la que se inicia una lenta y agónica cuenta atrás para Jenaro, y una serena espera con una sonrisa en la boca para el campeón, sin urgencias.
FESTA RACHADA
Tras el triunfo decisivo en el séptimo capitulo de la incierta final, el Conde celebró el entorchado junto a sus seguidores en una céntrica cervecería coruñesa hasta altas horas de la madrugada. Entre los participantes se encontraba el caballeroso Jenaro que fue el primero en felicitar al del Parque Europa por su nuevo éxito, nuevamente, el gran triunfador fue el Fair Play.
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