El Conde se ha convertido en el jugador más
laureado del planeta al conquistar su tercera corona europea, la última cuenta pendiente, la vendetta por la que aguardaba desde el año 2.010, en el que tras el 0-3 inicial, a punto estuvo de robarle la cartera al Barón Rojo en la misma Plaza Elíptica, pero entonces salió cruz.
La Champions 2.013 supone un hito en la historia del Campeonato, alcanzar una cifra que hasta el momento solo el noble ha logrado, el décimo título en competiciones oficiales. El Campeón de la Calle Azahar, hoy afincado en el Parque Europa, según dicen las malas lenguas para evadir impuestos, y los que lo conocen y lo aprecian, para aprovechar las bondades de prepararse a nivel del mar, ha hecho de la Copa de Europa "su" torneo, hasta el punto de presentarse en cinco ocasiones en la finalísima de las siete en las que ha participado, en ocho ediciones celebradas, y curiosamente la ha ganado ininterrumpidamente en los años impares desde hace cuatro años.
La Novena "Orejona" será inolvidable para el de la Isla de If que, mediada la liguilla, estaba virtualmente apeado, pero fue entonces, cuando se vio perdido y abandonado por la prensa, cuando tirando de su indomable carácter derrotó a todos sus rivales en una prodigiosa segunda vuelta certificando el billete para Glasgow como primero de grupo, y de paso, conquistando el preciado y decisivo factor empate. Ya en la tierra de los Mc Loud, un Barón picheleiro todavía en estado de shock por haber entregado la liga doméstica en un despiste que se ha convertido tristemente en anual, plantó cara hasta el sexto partido de la serie haciendo honor a su fama de infatigable combativo, pero no pudo con El Conde esta vez, el de Montecristo, extramotivado por el destierro europeo que le duró toda la pasada temporada, apenas mostró fisuras en el último envite y se alzó con la tercera de sus coronas. Desde el Domingo nadie guarda tantas en sus vitrinas.