JENARO PENTACAMPEÓN
Repite el título conquistado hace un año confirmando el inicio de una dinastía, al haber conquistado cuatro de los últimos cinco campeonatos. Jenaro sube a lo más alto del podio de París en el seguramente considerado su triunfo más preciado, por lo dificultoso de la empresa, en un curso en el que se vio obligado a ofrecer lo mejor de si mismo para con justicia volver a presumir de amarillo a lo largo de los Campos Elíseos. De su sufrimiento, sabe algo un gran Conde de Montecristo, quebradero de cabeza del Ogro, al que como Holanda en el 74, la historia ha decidido recordar pese a su segunda plaza, capitulando en el último metro de la carrera en un duelo memorable, difícilmente repetible. La magnitud de los rivales engrandecen a los vencedores, por lo que la leyenda del Gigante de los 14, se hace más grande, si cabe, y por lo tanto, la magnitud del añejo campeonato.
FRENÉTICO MONTECRISTO

Gana la prólogo el Barón Rojo, avanzando el gran año del de los Rosales y acto seguido, el Gigante de los 14 se exhibe sólo dos boletos después de iniciarse la temporada, distanciándose 3 puntos de un sorprendente Vallejo-Nágera. La prensa especializada comienza a valorar que la carrera ha podido quedar sentenciada a las primeras de cambio. Nada más lejos de la realidad, una semana más tarde replica el Conde en un fantástico recital, gana la etapa y se pone líder con los mismos puntos que Jenaro, repite una jornada después y abre una brecha que parece ser decisiva, esta vez sí, pese a que esto no acaba sino de empezar: 9 puntos sobre el campeón, 13 sobre el Doctor, 17 sobre Papucho y el Barón... Sólo estamos a 1 de Septiembre y el noble tensa la cadena como nunca poniendo patas arriba la carrera.
EL GIGANTE NO GANA, PERO CAZA AL CONDE

A base de una encomiable paciencia, en un ejercicio de constancia memorable, hacia finales de Octubre el de los 14 logra dar caza al Noble de If, pese a que no consigue vencer en parcial alguno. Al Ogro se le resisten las victorias de etapa pero su cadencia de pedaleo es simplemente demoledora. Pronto se quedan solos en lo más alto, pero antes de que el año toque a su fin, emerge la afilada figura del Barón Rojo. Ajeno a protocolo alguno, alejado de su hábitat natural, la alta montaña, cosecha victorias parciales con una superioridad insultante, el picheleiro es un puñal que llega a las Navidades con una cosecha nada despreciable de cuatro triunfos, si hay alguna alternativa al despótico dominio de los inmortales del Barrio de las Flores es el Demonio de la calle del Franco, que ha llegado extremadamente fino a esta edición, tras prepararse durante todo el Verano a las órdenes de la Doctora Montielini en la isla de Sicilia, que ha cuidado la alimentación del mejor escalador de la historia basándose en una innovadora dieta compuesta de canónigos y acelgas de Nueva Caledonia.
LOS PIRINEOS DEL DOCTOR

Cuando todos los presagios apuntaban a un duelo de muchos kilates entre Jenaro y Montecristo, con el permiso del Barón, previo a la llegada de las altas cotas, el Conde tiene un mal día camino de Limoges y entrega al Gigante una renta inesperada distanciándose en seis puntos del maillot amarillo haciendo saltar todas las alarmas en la Casa de If: el campeonato va a empezar a dilucidarse en la cordillera pirenaica y el del Parque Europa parece acudir al trascendente envite en el peor momento de la temporada. Aguanta en Cauterets en la emotiva y épica victoria del Niño Lindo doblegando al coloso Tourmalet, pero entrega la cuchara ante un enorme Dolittle en Hautacam, un imponente Doctor que incluso lo despoja de la segunda plaza. El galeno lleva el Infierno en sus ojos y se sitúa segundo en la General, a 7 puntos del Ogro, que continúa aguantando como buenamente puede, sin lograr una victoria de etapa desde el lejano mes de Agosto. Dolittle es segundo también en Andorra en la cuarta victoria de etapa del tapado Sambora, que ambiciona el verde la regularidad, el Ogro se suelta de rueda del dúo inalcanzable, y observa con preocupación como el de Pravio se le acerca. Su angustia se volverá máxima durante el triunfo del joven Vallejo en el muro del Plateau, nota el aliento de un lanzado Dockie a sólo dos puntos, y empieza a pensar que entregar la casaca de líder sólo es cuestión de tiempo, si continúa sin lograr bonificaciones por triunfos de etapa.
DICEN QUE NUNCA SE RINDE
Descartado virtualmente, alejado nueve puntos tras el periplo pirenaico, el Conde tira de casta en las cuatro etapas previas a la llegada del macizo alpino y obra lo imposible, arrebata la preciada casaca de líder a un Jenaro desquiciado, que contempla el dorsal del Conde en las dos victorias consecutivas del Cruzado de If, que acredita una vez más, que la rendición no se contempla entre las palabras de su vocabulario. Dockie, visiblemente casnsado, paga los esfuerzos anteriores y afloja. Aflora un Barón inédito en los Pirineos que ya es tercero en la clasificación, y más que nunca, el campeonato respira, sin ofrecernos un claro favorito en su decisiva parte final,
SEÑOR DEL ALPE D´HUEZ Y VENTOUX
Tras las brillantes victorias de Patuquina en Izoard, y de Gianni Gatto en Serre de Chevalier, por fin Jenaro da por concluida su mala racha reventando el campeonato durante la ascensión al coloso de las 21 curvas. El Ogro se siente pletórico e inabordable en el Alpe D´Huez y asesta un golpe casi definitivo a la carrera soltando de rueda a un Montecristo que no claudica y cruza la mítica cima segundo, pero que se vuelve a alejar a seis puntos del maillot amarillo. En la crono de La Madeleine, vuela el Káiser más que nadie, pero el Gigante es segundo y su renta sobre el padre del vencedor es ya de ocho puntos. El Estafador es consciente de que tiene su quinto título en la mano y no deja pasar la oportunidad en el infernal Ventoux, donde vuelve a ganar demostrando que es el más poderoso del pelotón, alcanzando su máxima renta, nada menos que trece puntos, ya sólo él puede perder la carrera.
INTRIGA EN PARÍS

Como suele suceder en las contrarrelojs dispuestas hacia el final de una gran carrera, el que marcha primero suele imponerse porque a esas alturas de calendario conserva más energías que nadie. Jenaro no da lugar a la excepción y doblega al Conde en la pelea contra el reloj de Niza igualado a tiempo con el noble, previamente a la quinta victoria de un Gato campeón de Europa, que cierra una excelente temporada, pese haber sellado dos boletos menos que el resto de sus participantes. Ya sólo queda el paseo final por las calles de París, un méro trámite para que el Ogro vuelva a subir al cajón más alto, bajo el arco de triunfo. Pero si algo ha caracterizado a este campeonato, ha sido la falta de previsibilidad en cuanto al desarrollo de los acontecimientos, y la última cita no podía ser infiel a ello: apenas a 20 kms para alcanzar la línea de meta de la capital parisina, mientras el Gigante brindaba con champagne con sus compañeros de equipo, Montecristo lanza un incontestable demarraje, en apariencia sin otra intención que robar algo de protagonismo al vencedor final. Sin embargo, a medida que su diferencia se va ensanchando, en el seno del pelotón crece la inquietud respecto a las impensables consecuencias de los últimos arrestos del noble. Cuando Jenaro se pone a tirar al frente del pelotón, ya no cabe duda alguna, If va en serio y los 14 puntos de renta no son suficientes para defender la preciada prenda amarilla en el último boleto. Por fin, el Conde termina ganando en París con el mejor resultado de la temporada, un 13, insuficiente por un empate en Vallecas que evita arrebatarle el título a Jenaro en el último suspiro. El Ogro alcanza la meta de los Campos Elíseos exhausto, precisando asistencia externa en forma de oxígeno debido al esfuerzo, gana la carrera por un sólo gol, suficiente para acreditarse como el mejor una temporada más. Ya en el podio, mientras Montecristo y el Barón alzan sus brazos, el Ogro guiña su ojo a los compañeros, ha ganado, pero también sabe ganar, y también sabe que seguramente Keating le invitará a una copa en el Malos.